¡Ser perfecta!, ¿cómo definirías dicha palabra? Bueno para mí esto nunca se basó en estándares de belleza imposibles de alcanzar, más bien lo definía en tres simples palabras «ser la mejor».
Pero con esto me refería a que todo lo que hacía, tenía que destacar más que los demás, esto sin importar los obstáculos que se me presentarán durante el proceso; un ejemplo es en la escuela, siempre buscaba entregar a tiempo todos mis proyectos o tareas, e intentaba obtener calificaciones sobresalientes, lo cual fue bueno, hasta que me percaté que las horas que dedicaba al estudio eran excesivas, y que demasiadas noches de estrés, desvelándome por obtener una buena nota no eran lo más sano para una adolescente.
De igual manera, desde que comencé a practicar mi deporte, siempre lo puse como una de mis prioridades. Inclusive rechazaba salidas importantes por ir a entrenar, y eso que entrenaba todos los días. En mi vocabulario nunca estuvo permitida la palabra «faltar»; los únicos días que ocurría era porque me lastimaba y me era imposible continuar. Cuando esto sucedía me sentía muy frustrada, ya que me preocupaba no ser lo suficientemente buena.
Y así actuaba con todo, yo siempre quería sobresalir. Pero, por tanta presión de ser perfecta y no permitirme ningún error, me empecé a enfermar y ningún medicamento o remedio casero me funcionaba. Más que ser un problema físico era mental: mis nervios y demasiadas autocríticas me estaban consumiendo.
Todo esto me hizo preguntarme: ¿en verdad hago todo esto porque lo disfruto o simplemente por obtener la validación de los demás?, porque, seamos honestos, de qué sirven tantos esfuerzos y logros, si al final terminarían dañando mi salud.
Después de mucho llegué a la conclusión de que la única opinión que debería importarme es la mía. Claro, es bueno escuchar a los otros, pero al final todo lo bueno o malo que pasarás, solamente lo vivirás tú; así que no pasa nada si por primera vez sacaste una mala nota o faltaste a un entrenamiento por salir con tus amigos, claramente «no se acabará el mundo». Eso no significa que serás un «fracasado o nunca lograrás ser nadie en la vida”, simplemente fue un pequeño lapsus que además tiene remedio, y del cual probablemente en 10 años ni siquiera lo recuerdes o simplemente será una anécdota más.
Así que te aconsejo que hagas lo que siempre has querido hacer y que no habías tenido tiempo por estar muy ocupado realizando aquella actividad que en ese momento parecía lo correcto o el único camino hacia el éxito. Cómo dijo Morris West “Si pasas toda tu vida esperando la tormenta, nunca disfrutarás del Sol”.
